El pronóstico del tiempo dio un salto hacia adelante cuando, poco después de la Primera Guerra Mundial, el meteorólogo británico Lewis Richardson declaró que, puesto que la atmósfera sigue las leyes de la física, es posible utilizar los cálculos matemáticos para predecir las condiciones futuras del clima. Sus fórmulas, sin embargo, eran tan complicadas que los hechos se producían antes que el pudiera terminar de calcularlos. Sus cálculos también sólo se sirven para las lecturas meteorológicas tomadas en intervalos de seis horas. Sin embargo, con el advenimiento de las computadoras, se hizo posible resolver los largos cálculos Richardson muy rápidamente. Un modelo complejo numérico del tiempo se estableció ahora que incorpora todas las leyes físicas conocidas que rigen el clima. Las ecuaciones se utilizan de la siguiente manera: los meteorólogos dividen la superficie de la tierra en una rejilla con puntos de malla distanciada a 80 kilómetros. La atmósfera por encima de cada cuadrado se llama una caja y las observaciones del viento atmosférico, la presión del aire, la temperatura y la humedad se registran en 20 niveles diferentes de altura. Una computadora que analiza los datos recibidos de las más de 3.500 estaciones de observación en todo el mundo y produce un pronóstico de como será el tiempo del mundo para los próximos 15 minutos. A continuación, se produce una previsión para los próximos 15 minutos. La repetición de este proceso de una computadora puede producir un pronóstico de seis días del mundo en sólo 15 minutos.
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