Biografía de Avicena (Ibn Sina) (980 - 1037)

Aporte a la Meteorología

Avicena fue un médico persa, filósofo y científico de la naturaleza. Sus obras escritas son su Enciclopedia de Filosofía y Ciencias Naturales, en la que dedica seis capítulos a la meteorología:

Nubes y lluvia;

Las causas de arco iris;

Las características asociadas con el reflejo del sol sobre las nubes y arco iris;

Vientos;

Truenos, relámpagos, los cometas y meteoritos;

Eventos catastróficos que afectan a la superficie de la Tierra.

Avicena hizo observaciones repetidas de arco iris, pero era incapaz de producir una explicación satisfactoria de los colores del arco iris.

Como médico, Avicena siguió a la escuela de pensamiento originada por Hipócrates , y ampliado por Galeno y Razi al respecto a la relación de aire buena para la salud y las enfermedades. En la obra de Avicena, al-Qanun fi al-Tibb, presentó algunas pautas sobre cómo identificar a un buen aire: "El aire se considera fresco cuando está libre de contaminación por el humo y el vapor (agua) Debe ser realmente libre y abierto y no. cerrado por paredes o encubiertos. Sin embargo, si el aire exterior está contaminado, en el interior debe ser preferido. El mejor tipo de aire es lo que es puro, limpio y libre de vapor de los estanques, acequias, campos de bambú, las coles y el sobrecrecimiento densa de árboles , como tejos, nueces e higos. También es esencial que el aire está libre de contaminación con gases fétidos. Buen aire debe estar abierto a las brisas frescas y debe venir de los llanos y las montañas altas. No debe limitarse a los pozos y depresiones donde se calienta rápidamente por el sol naciente y se enfría inmediatamente después de la puesta del sol. aire, que está rodeada de recién pintadas o pegado paredes no es fresco. El aire no es saludable si se produce asfixia o malestar ".

Biografía

Avicena, o Ibn Siná (como fue llamado en persa), nació el 7 de agosto de 980 en Afshana (provincia de Jorasán, actualmente en Iran), cerca de Bujará. Sus padres eran musulmanes.

Al parecer fue precoz en su interés por las ciencias naturales y la medicina, tanto que a los catorce años estudiaba solo. Se le envió a estudiar cálculo con un mercader, al-Natili. Tenía buena memoria y podía recitar todo el Corán. Cuando su padre fue nombrado funcionario, lo acompañó a Bujara, entonces capital de los Samaníes, y allí estudió los saberes de la época, tales como física, matemáticas, filosofía, el Corán o lógica. Se vio influido por un tratado de al-Farabi, que le permitió superar las dificultades que encontró en el estudio de la Metafísica de Aristóteles. Esta precocidad en los estudios también se reflejó en una precocidad en la carrera, pues a los dieciséis años ya dirigía a médicos famosos y a los diecisiete años ya gozaba de fama como médico por salvar la vida del emir Nuh ibn Mansur. Pidió permiso para acceder a la biblioteca real, que se le concedió. Allí amplió sus conocimientos de matemáticas, música y astronomía. Al llegar a la mayoría de edad había estudiado todas las ciencias conocidas. Se convirtió en médico de la corte y consejero de temas científicos hasta la caída del reino samaní en 999.

En Hamadán, el emir buyida Shams ad-Dawla le eligió como ministro. Se impuso entonces un programa de trabajo agotador, dedicándose de día a la cosa pública, y de noche a la ciencia. Trabajaba y dirigía la composición del Shifa y la del Canon médico. Contó con la ayuda de dos discípulos que se repartían la relectura de los folletos de las dos obras, siendo uno de ellos Al-Juzjani, su secretario y biógrafo.

A los veinte años, y por mediación de Abū Bakr al-Barjuy, escribió diez volúmenes llamados El tratado del resultante y del resultado y un estudio de las costumbres de la época conocido como La inocencia y el pecado. Con estos libros su fama como escritor, filósofo, médico y astrónomo se extendió por toda Persia, por donde se dedicó a viajar.

En 1021, la muerte del príncipe Shams al-Dawla y el comienzo del reinado de su hijo Sama' ad-Dawla cristalizaron las ambiciones y los rencores. Víctima de intrigas políticas Avicena fue a la cárcel. Disfrazado de derviche consiguió evadirse y huyó a Ispahán, al lado del emir kakuyida Ala ad-Dawla Muhammed.

Con treinta y dos años inició su obra maestra, el celebérrimo Canon de medicina (traducida al latín por Gerardo de Cremona), que contiene la colección organizada de los conocimientos médicos y farmacéuticos de su época en cinco volúmenes.

Durante una expedición a Hamadán, en el actual Irán, el filósofo sufrió una crisis intestinal grave, que padecía desde hacía tiempo y, que contrajo, según dijeron, por exceso de trabajo y de placer. Intentó curarse solo pero su remedio le fue fatal. Murió a los cincuenta y siete años en el mes de agosto de 1037, tras haber llevado una vida muy ajetreada y llena de vicisitudes, agotado por el exceso de trabajo.