Condensación y precipitación


La condensación es el paso del agua en estado gaseoso (en forma de vapor) al estado líquido. Este proceso, que libera energía en forma de calor latente, es necesario para crear precipitación. En la mayor parte de la Tierra, la precipitación es el factor principal que controla el ciclo hidrológico local.





El tipo de precipitación (por ejemplo, lluvia, nieve o granizo), la estación en que se produce y el área de distribución son factores que se deben considerar al estudiar la hidrología de una región.



Tradicionalmente, la precipitación se ha medido mediante pluviómetros. Una desventaja de este método es que el pluviómetro proporciona una medición en un punto. Incluso con una red de pluviómetros, siempre existirán áreas para las cuales no se cuenta con datos. Además, algunos pluviómetros sólo se leen una vez al día, lo cual no permite medir la intensidad de las tormentas. Finalmente, los pluviómetros son susceptibles de fallos mecánicos y eléctricos. A la hora de estimar la precipitación pluvial media de una cuenca, es preciso estar consciente de todos estos problemas.


Existen varios métodos para determinar las cantidades de precipitación en el área de una cuenca hidrológica específica. Uno de los más sencillos consiste en promediar todas las cantidades medidas por la red pluviométrica durante un período en particular. Una alternativa es el uso de polígonos de Thiessen para ponderar por área la cantidad medida por cada pluviómetro. Los polígonos de Thiessen se definen creando áreas con límites equidistantes de cada pluviómetro. Es también posible usar isohietas, o líneas de igual precipitación, para estimar la lluvia con una red pluviométrica.


Entre los otros métodos posibles para estimar la lluvia cabe mencionar el uso de las observaciones de radar y satélite. En Estados Unidos, el Servicio Nacional de Meteorología (NWS) de NOAA opera una red integrada por aproximadamente 140 emplazamientos de radar meteorológico.

Los satélites geoestacionarios (como los GOES) y polares (POES) permiten hacer estimaciones de la lluvia, especialmente para las zonas desprovistas de redes de radares o pluviómetros. La ventaja del radar es su capacidad de generar cálculos estimados de alta resolución mediante la detección directa de la precipitación, mientras que los satélites proporcionan cálculos de medición indirectos varias veces en cada período de 24 horas.

El objetivo final de todos estos métodos es producir una estimación de la cantidad de precipitación que ha caído en determinada región. Si se utilizan pluviómetros registradores o radar, también se puede determinar la intensidad de las tormentas. La velocidad o intensidad de la lluvia es un dato útil que permite llegar a una mejor estimación de la escorrentía superficial.


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